Casa en rojo

El proyecto se encuentra en Calas de Guisando, en Cebreros, Ávila. Se aplica un alto grado de protección a la parcela debido al valor ecológico del pantano y su vegetación circundante. La casa en rojo surge de una intención clara de respeto al paisaje, a la topografía natural y a la vegetación existente, planteando una arquitectura poco invasora. Esta arquitectura se rige por unos principios clave basados en conservar la atmósfera del pinar original, intentando mantener todos los árboles posibles para que perdurase la esencia del lugar, salvaje y natural. Es así como surge la idea de responder con una arquitectura palafítica, sobre pilotes hincados en el terreno, sin apenas tocar el suelo. Esta intención arquitectónica va de la mano con la pronunciada topografía de la parcela, el acceso desde su parte superior y las restricciones de altura con respecto al relieve original. De esta forma, al llegar, la casa está abajo, siguiendo la topografía natural como si levitara sobre el terreno. El desnivel existente entre la cota de acceso de la parcela y la lámina de agua del pantano es de 20 metros aproximadamente. La relación que esta casa establece con el entorno es de permeabilidad y potencialización, entrelazándose con el pinar. La planta de la casa es así la consecuencia directa de dos cuestiones: del desarrollo del programa y del pleno respeto hacia la topografía y los árboles existentes, creciendo y acortándose entre ellos. La conexión entre el nivel de entrada y el acceso al agua se gradúa en tres niveles intermedios en los que los diferentes miembros de la familia encuentran sus espacios privados que se conectan fácilmente tanto con el exterior como con el espacio público de la sala de estar y la cocina, situados como un ombligo, entre el nivel de los padres y el de los niños. Las circulaciones de la casa se dividen en tres formas de recorrerla o de habitarla. Una de ellas se iniciaría en la cota de la calle, recorriendo siempre por el exterior, por las cubiertas, con entradas en cada plataforma y escaleras exteriores que conectan las distintas plataformas. Un elemento que recorre este camino dibujando la silueta de la casa es la barandilla, casi imperceptible en la lejanía. Otra forma de recorrerla comenzaría entrando a la vivienda por la planta superior, en donde se encuentran dos escaleras, justo debajo de las exteriores, y que recorre la casa siempre por el interior. Finalmente existe otro recorrido que reside en el movimiento natural del terreno, ya que al ser una casa que levita sobre el suelo, se puede atravesar transversalmente por el exterior en ciertos puntos de la planta y acceder a cota en otros. Existen distintas apreciaciones de la geometría de la casa. Trabajando sobre una matriz de base ortogonal el proyecto concatena volúmenes de tamaños similares a distintas alturas. Estos volúmenes o cajas se leen como tales únicamente desde el frente exterior, desde el agua. Cuando la visión es en escorzo el rigor de los volúmenes se desdibuja. Al ir cambiando de un nivel a otro, se pasa de vistas frontales a vistas laterales gracias a los ventanales que recorren las escaleras. Espacialmente hablando, desde el interior los recintos o células de aire se conectan entre si produciendo visiones inesperadas. Esta idea se refuerza con la descomposición de las cajas con los planos de color. El resultado es una amalgama en la que no se reconoce la geometría con claridad. En esta casa no se puede hablar de cuatro fachadas organizadas según la orientación a los puntos cardinales; el volumen resultante adquiere la calidad gracias a su piel, que como tal, envuelve y protege la casa. Se trata de una piel continua de madera pintada en rojo que se vuelve permeable para capturar la luz y la visión cuando es necesario. La construcción de los diferentes niveles de la vivienda se realiza mediante tableros contralaminados (CLT), como ya hemos dicho, forrados a su vez con madera. La cubierta de cada nivel está a cota con el suelo del anterior, es decir, el mismo plano se convierte en cubierta y forjado. La elección este sistema constructivo se debe en parte a la idea de mantener la naturaleza lo más intacta posible; realizar una obra seca y que no tuviera una gran huella de carbono. Este planteamiento de vivienda sostenible ha permitido alcanzar la más alta calificación de eficiencia energética.